domingo, 8 de marzo de 2009

Una mariposa que no alzó vuelo

Madama Butterfly, la bella y aclamada ópera de Puccini, en la producción del cineasta norteamericano –ya fallecido—Anthony Minghella, ha tenido su reprise en la actual temporada del Metropolitan Opera. En esta reedición, el personaje central, la adolescente nipona Butterfly, fue inicialmente interpretada por la soprano chilena Cristina Gallardo- Domás. En el balance de las presentaciones lo hizo la estadounidense Patricia Racette. En el estreno de la producción, en la temporada 2006-7, protagonizó la chilena y en 2007-8 le correspondió a Racette. El tenor italiano Marcello Giordani ha sido Pinkerton a lo largo de la actual serie así como el veterano barítono Dwayne Croft, el Sharpless de los últimos quince años. Patrick Summers lideró la conducción orquestal.

El desempeño de la soprano principal es crucial en este drama, para muchos una denuncia de la desalmada conducta cuasicolonial de las grandes potencias en el despertar de Japón a la modernidad. Gallardo-Domás ejecuta el papel con acierto pero con serias deficiencias de voz, pequeña para la sala del Met. En los registros altos recurrió varias veces al grito, usual entre quienes no logran ascender los picos exigidos por la partitura. Estas limitaciones fueron evidentes, en particular, en la majestuosa stretta que marca el ingreso de Butterfly al drama escénico. Rodeada de un cortejo coral, su voz resultó inaudible en los puntos medianamente alejados del proscenio. Su fraseo fue adecuado y su actuación como la frágil niña japonesa, súbitamente arrojada a un vendaval de emociones, lució creíble y mereció abundantes aplausos del público.

El caso de la Racette ha sido diferente. Esta soprano posee una voz de amplísimo rango y brillo, además de ser una artista escénica consumada. A Racette ya la habíamos escuchado en la temporada anterior, con Roberto Alagna como Pinkerton, y fue extraordinaria. Igualmente lo ha sido en la actual ronda en la que su desempeño ha sido impresionante. Con esta intérprete Butterfly finalmente voló alto.

Marcello Giordani muestra actualmente una superación notable del gemido cansino que solía nublar su actuación hasta hace pocos años. Tuvimos oportunidad de verlo en la nueva producción de Lucia, en 2007, y su desempeño como Edgardo fue, como suelen decir los críticos anglosajones cuando no quieren maltratar al intérprete, honorable. En Butterfly lo hemos visto seguro, con un dominio excelente de voz, seguridad en la actuación, y tonos agudos diáfanos y magníficamente proyectados.

Dwayne Croft evidenció solidez, soltura escénica y lucida entonación. Es, sin duda, un barítono de primer orden mundial.

La producción de Minghella,que en general es espectacular, ha superado algunos trastornos iniciales. Sin embargo, sigue padeciendo de la patología que con frecuencia aqueja a los crossovers de directores del cine y teatro en la ópera. Los saltos de bailarines que semejan ninjas, que distraen del drama, y el uso exagerado de muñecos, incluso en la figura del niño fruto de la fugaz unión de Butterfly con Pinkerton, deshumaniza la tragedia. La conducción orquestal sobria de Summers no generó trampas ni desenfrenos para los cantantes.

El balance, con todo, es de un acierto innegable para el Met. Gerard

2 comentarios:

  1. Vi la funcion del 3 de marzo. Cristina Gallardo Domas fue sustituida por Patricia Racette. Concuerdo con tu apreciacion. La produccion me gusto mucho. El final del primer acto fue sublime con los faroles y las hijas bajando. Racette estuvo muy bien pero recuerdo mucho en este rol a Renata Scotto y Victoria Villaroel que fueron espectaculares.
    La idea de la marioneta del niño estuvo acertada pero lo utilizaron demasiado y distraia de la emocion de la musica.
    Bobinet

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  2. Errata Las hojas no las hijas. JA JA

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