domingo, 29 de marzo de 2009

Una Leonora para dos Manricos

Il Trovatore, la popular ópera de Giuseppe Verdi, se presenta exitosa en la actual temporada del Metropolitan Opera de Nueva York. La tragedia, que tuvo su premiere en el Teatro Apollo de Roma en 1853, se desarrolla bajo el impulso de las pasiones de sus dos principales figuras femeninas, la gitana Azucena y la aristocrática Leonora, una bella y joven dama que sirve a su reina en la España del siglo XV. Los sentimientos que ambas proyectan en los dos personajes masculinos centrales, el Conde di Luna y el trovador Manrico, mueven el drama hasta culminar en su trágico desenlace. Azucena es la supuesta madre de Manrico, el trovador que disputa la mano de Leonora con el Conde. Además, Manrico, quien creció en los campamentos gitanos, lucha del lado de los insurgentes combatidos por Di Luna a la cabeza de las fuerzas leales al monarca en Aragón. Azucena es hija de una vieja gitana que fue condenada a la hoguera por secuestrar al infante hermano de Di Luna. El drama se intensifica cuando tanto Manrico como el Conde, compiten por llevarse a Leonora de las puertas del convento donde se propone ingresar como novicia. Manrico gana la jugada y se apresta a casarse con Leonora. El matrimonio no se celebra porque Di Luna, entre tanto, ha detenido a Azucena a quien el jefe de su guardia, Ferrando, reconoce como la hija de la vieja gitana. El trovador corre entonces a rescatarla. Esta vez el Conde vence en la batalla y apresa a Manrico. Sin embargo, Leonora propone al Conde que, a cambio de entregarse a sus deseos, le permita a Manrico escapar. Manrico se niega a huír y Leonora fallece en sus brazos a causa del veneno ingerido previamente para negarle a Di Luna el disfrute de su cuerpo. El trovador es lanzado entonces a las llamas al tiempo que Azucena, victoriosa al fin en su venganza por la muerte de su madre, le revela al Conde que Manrico es realmente su hermano desaparecido. En el trasfondo de la tragedia aviva la realidad de que el desenlace, incluida la ejecución de Manrico, fue propiciado intencionalmente por Azucena.

Los personajes fueron espléndidamente representados por un distinguido elenco. La norteamericana Sondra Radvanovsky fue Leonora y, sin duda, la estrella del reparto por su extraordinaria voz y magistral presencia escénica. Esta joven y bella soprano se ha convertido en pocos años en una de las mejores cantantes operáticas del ámbito internacional. No menos podemos decir de la veterana mezzo Dolora Zajick, oriunda de Oregon, la Azucena hoy día suprema. La hemos visto en diversas óperas, hace poco en Washington como una inigualable Santuzza y en el Met como Ulrica y Adalgisa. Zajick logra con los matices de su poderosa voz lo que otras intérpretes intentan suplir sin éxito con sobreactuaciones. El ruso Dmitri Hvorostovsky proyectó un Conde di Luna lascivo, tenebroso, iracundo, vengativo. Con sobrados méritos, se le considera hoy día uno de los primeros barítonos del mundo. Donde le encontramos falta, en esta oportunidad, fue en la dicción, problema que suele aquejar a algunos de sus colegas rusos. El tenor argentino Marcelo Alvarez fue un Manrico a media vela. Su voz ha decaído en intensidad y el exceso de libras desdice las especificaciones del libreto para el personaje. Igual lo vimos en Carmen en la anterior temporada del Met. En la función del 13 de marzo de Il Trovatore se excusó al cabo del primer acto aduciendo enfermedad. Lo reemplazó el norteamericano Philip Webb, a quien no conocíamos, quien introdujo una notable mejoría en la representación. Ofreció una "Di quella pira" que entusiasmó al público y su intervención en el Miserere, fuera de escena, fue extraordinaria. Especial nota de encomio para el joven bajo surcoreano Kwangchul Youn, quien sobresalió como Ferrando.

La escenografía, una nueva producción de David McVicar, director de la Opera de Glasgow, constituyó una innovación que celebramos. En cuanto a la dirección escénica, hubo fallas que no sabemos si atribuir a McVicar o a Lea Hausman, coreógrafa y directora de movimiento. La más destemplada fue la sobreactuación impuesta a Sondra Radvanovski, a todas luces innecesaria. No recuerdo a la Milanov, a la Callas o la Tebaldi, gateando en el piso para expresar la juvenil inocencia de Leonora. Una soprano del calibre de Radvanovski no requiere de estas ocurrencias, posiblemente importadas y ajenas a la esfera de la ópera.

La dirección musical, a cargo del milanés Gianandrea Noseda, director de la BBC Philarmonic en Manchester, estuvo bien, aunque sus tempos, a ratos, desafiaron al elenco por la rapidez que imprimió en algunas escenas. Dio en esos momentos la impresión de que quería cubrir terreno en carrera contra el reloj.

En balance, Il Trovatore ha destacado como un acierto del Met en la presente temporada. Gèrard ofrece este comentario.

domingo, 15 de marzo de 2009

Romeo y Julieta en el Mozarteum


Romeo y Julieta (Gounod)






La nueva grabación en DVD de Romeo y Julieta nos llega del Mozarteum en Salzburgo presentada en el 2008. Para mi esta es la mejor ópera de Gounod y la considero como un bellísimo conjunto de dúos y arias con algunas intervenciones de otros personajes para adelantar la trama. Tambien hay dos personajes que tienen una participación bastante floja a mi entender, Mercutio con su “Balada de la reina Mab” y el insoportable aria del paje Stefano “Depuis hier je cherche en vain mon maitre”. El resto de la Opera es una música romantica sin igual.
Romeo en esta ocasión es Rolando Villazón. Creo que con esta excelente presentación demuestra que ha superado su crisis y solo espero que haya aprendido su lección y tenga lo mejor de su carrera aun por delante. Los “Romeo” que tengo en otras grabaciones son Franco Corelli y Roberto Alagna. Corelli tiene una voz de maravilla pues es un instrumento de gran fuerza pero que suena aun mejor en roles como Calaf en “Turandot”, Alagna (dos grabaciones una con Vaduva y otra con Georghiu) es excelente pues creo que la opera francesa es su mejor medio interpretativo. Villazon encuentro logra proyectar un romanticismo y sensualidad muy apropiada a este rol aun cuando su actuación es un poco exagerada en algunos momentos.
Julieta es Nino Machaidze, soprano oriunda de la República de Georgia y en el bono de la grabación nos enteramos que sustituyo a Anna Netrebko. Tiene una voz muy bonita y fresca que va muy de acuerdo con su juventud y con el rol que interpreta. El aria “Ah. Je veux vivre” esta muy bien lograda pero aun se supera en el resto de la opera y muy especialmente en los duos con Villazón.
La opera esta representada con un mínimo de decorados lo cual nos hace concentrar mas en la actuación y voces de los interpretes y me dio la impresión que tiene el efecto de hacer la opera mucho mas intima profundizando en las emociones de Romeo y Julieta.
El resto del reparto llena a cabalidad la demanda de sus personajes y logran que esta sea una representación de primera categoría junto a la orquesta del Mozarteum de Salzburgo y el coro de la Opera de Viena, todos dirigidos por Yannick Nezet-Seguin. La grabación es del sello Deutsche Grammophon, cantada en su original francés con subtitulos en 5 idiomas, el español entre ellos.

domingo, 8 de marzo de 2009

Una mariposa que no alzó vuelo

Madama Butterfly, la bella y aclamada ópera de Puccini, en la producción del cineasta norteamericano –ya fallecido—Anthony Minghella, ha tenido su reprise en la actual temporada del Metropolitan Opera. En esta reedición, el personaje central, la adolescente nipona Butterfly, fue inicialmente interpretada por la soprano chilena Cristina Gallardo- Domás. En el balance de las presentaciones lo hizo la estadounidense Patricia Racette. En el estreno de la producción, en la temporada 2006-7, protagonizó la chilena y en 2007-8 le correspondió a Racette. El tenor italiano Marcello Giordani ha sido Pinkerton a lo largo de la actual serie así como el veterano barítono Dwayne Croft, el Sharpless de los últimos quince años. Patrick Summers lideró la conducción orquestal.

El desempeño de la soprano principal es crucial en este drama, para muchos una denuncia de la desalmada conducta cuasicolonial de las grandes potencias en el despertar de Japón a la modernidad. Gallardo-Domás ejecuta el papel con acierto pero con serias deficiencias de voz, pequeña para la sala del Met. En los registros altos recurrió varias veces al grito, usual entre quienes no logran ascender los picos exigidos por la partitura. Estas limitaciones fueron evidentes, en particular, en la majestuosa stretta que marca el ingreso de Butterfly al drama escénico. Rodeada de un cortejo coral, su voz resultó inaudible en los puntos medianamente alejados del proscenio. Su fraseo fue adecuado y su actuación como la frágil niña japonesa, súbitamente arrojada a un vendaval de emociones, lució creíble y mereció abundantes aplausos del público.

El caso de la Racette ha sido diferente. Esta soprano posee una voz de amplísimo rango y brillo, además de ser una artista escénica consumada. A Racette ya la habíamos escuchado en la temporada anterior, con Roberto Alagna como Pinkerton, y fue extraordinaria. Igualmente lo ha sido en la actual ronda en la que su desempeño ha sido impresionante. Con esta intérprete Butterfly finalmente voló alto.

Marcello Giordani muestra actualmente una superación notable del gemido cansino que solía nublar su actuación hasta hace pocos años. Tuvimos oportunidad de verlo en la nueva producción de Lucia, en 2007, y su desempeño como Edgardo fue, como suelen decir los críticos anglosajones cuando no quieren maltratar al intérprete, honorable. En Butterfly lo hemos visto seguro, con un dominio excelente de voz, seguridad en la actuación, y tonos agudos diáfanos y magníficamente proyectados.

Dwayne Croft evidenció solidez, soltura escénica y lucida entonación. Es, sin duda, un barítono de primer orden mundial.

La producción de Minghella,que en general es espectacular, ha superado algunos trastornos iniciales. Sin embargo, sigue padeciendo de la patología que con frecuencia aqueja a los crossovers de directores del cine y teatro en la ópera. Los saltos de bailarines que semejan ninjas, que distraen del drama, y el uso exagerado de muñecos, incluso en la figura del niño fruto de la fugaz unión de Butterfly con Pinkerton, deshumaniza la tragedia. La conducción orquestal sobria de Summers no generó trampas ni desenfrenos para los cantantes.

El balance, con todo, es de un acierto innegable para el Met. Gerard

domingo, 1 de marzo de 2009

Lo mejor y peor de Verdi

La Forza del Destino

Para el que suscribe esta es una de las operas que tiene la mejor música de Verdi y la peor. El preludio junto al de “I Vespri Siciliani” son de por si tan meritorios como la mejor pieza de concierto. De hecho ambos preludios mantienen una posición en el repertorio de las orquestas sinfónicas y filarmónicas y mucho mas si el concierto tiene como solista un(a) cantante de Opera.
De hay pasamos al primer acto donde conocemos el conflicto que da lugar a la trama de esta Opera. Leonora esta perdidamente enamorada de Don Álvaro quien es un mestizo descendiente de incas y españoles y totalmente inaceptable a su padre el Marqués de Calatrava. Accidentalmente, al Leonora y Álvaro ser sorprendidos por el Marques, la pistola de Álvaro causa la muerte del Marques. Este primer acto ilustra perfectamente mi teoría. Después de ese bellísimo preludio el resto del primer acto es musicalmente mediocre.
Esto da lugar a que el resto de la Opera transcurra de la siguiente forma: Carlos, hermano de Leonora buscando venganza, Leonora ocultando su identidad y Álvaro escondiéndose bajo un falso nombre en busca de Leonora. Carlos también asume un falso nombre para buscar a Álvaro y Leonora para vengar la muerte de su padre. Los falsos nombres dan lugar a que Álvaro y Carlos se conviertan en grandes amigos y se juran fidelidad en un dúo espectacular de barítono y tenor como pocos otros en su belleza “Solemne in questa ora”.
Alvaro y Carlos bajo sus seudónimos sirven en el ejercito aparentemente en la misma escuadra. Preziosilla es un personaje increible. Es como una prostituta itinerante que ejerce sus funciones donde se encuentren nuestros personajes, Primero en un hostal en Hornachuelos (España) donde Carlos se ha hecho pasar por estudiante y Preziosilla no le cree su identidad y luego en los campos de batalla en Italia donde ha seguido al ejercito español ejerciendo su profesión (esto lo asumimos). Preziosilla tiene lo que para mi es la peor música de Verdi el “Rataplan”
Creo por el contrario que hay pocas escenas operáticas más sublimes que la entrada de Leonora al monasterio, donde disfrazada de hombre, busca refugio convirtiéndose en eremita. Aquí ocurre para mi la escena mas maravillosa en las operas de Verdi. Leonora canta un aria de una belleza increíble “Madre pietosa vergine” seguida de un Coro de monjes que le dan la bienvenida al monasterio y otra aria de Leonora “La Vergine degli angeli”.
Antes del desenlace final Leonora tiene otra aria maravillosa “Pace, Pace mio Dio”. El final de esta opera tiene varias versiones. En las que he visto todo el mundo muere al final, salvándose entre los principales solo Preziosilla, a quien hemos perdido de vista hace rato sin saber que pasa con ella y el Director de orquesta que afortunadamente esta fuera del escenario.
La escena del fraile Melitone dando de comer a los deambulantes de la época es otro ejemplo de los contrastes de esta opera entre lo exquisito y sublime y lo irrelevante y musicalmente sin atractivo alguno.